
NOTA: 90%
Últimamente estoy demasiado llorica, justificándome hasta demasiado por no llegar a (casi) todo y por no poder cubrir con regularidad reseñas, crónicas de conciertos y promos de bandas de las que siempre estoy encima y que recurren también a Pupilandia y Rock, The Best Music. 'Sign Of The Times', como diría Prince...
El caso es que voy a dejar de hacerlo (lo de llorar), Pupilandia sigue viva y lo va a seguir estando, con mayor o menor actividad, en una etapa distinta a la anterior por motivos vitales y de espacio/tiempo. Queda poco para que esta casa cumpla 14 años, todo sea dicho, y no tengo que dar explicaciones a nadie, mi hoja de ruta me la marco yo y si tardo un poco más en llegar, pues que así sea.
Volviendo al terreno de las reseñas. Sí, el disco del que os vengo a hablar hoy es de mayo del año pasado, lo escuché un par de veces cuando se publicó, pero lo abandoné, el momento para disfrutar del imaginario característico del 'Vampiro de Zaragotham' no era el idóneo, el cuerpo no me pedía historias de terror 80's, iconomanía 'slasher' y criaturas extrañas, estaba en un momento 'distinto' a lo que exigía este disco y decidí aparcarlo hasta tener mejor suerte. Nuestro protagonista de hoy supo esto en su momento...