Los momentos antes a confeccionar este homenaje me he puesto muy nervioso, me siento, empezando a escribir estas líneas, bajo mucha auto-presión por lo que este 'post' significa para mí. Espero estar a la altura y no defraudar a nadie de los que se pasan por este 'cortijo'.
"Dirt", el disco más emblemático de Alice In Chains, cumple su 20º aniversario hoy sábado 29 de septiembre y aquí me encuentro con vosotros para revivirlo, reivindicarlo y encumbrarlo más si cabe a los altares de las obras de arte en tanto en cuanto a música se refiere.
La obra maestra de los de Seattle puedo afirmar que es uno de mis tres discos favoritos en la discografía que uno lleva grabada a fuego en el alma. He escuchado tantas veces este album que uno ya se siente como en casa cuando te adentras en sus entrañas, recovecos y agujeros pero siempre lo hice, siempre lo hago de una manera muy dosificada, jamás 'quemé' las opresivas atmósferas que emanan de "Dirt" con compulsivas escuchas y analíticas impresiones. Ya lo he dicho muchas veces y con Alice In Chains lo vuelvo a repetir, hay bandas, discos y canciones que son un estado de ánimo en si mismos y, como no, "Dirt" es la representación perfecta del estado de ánimo de unos músicos que te provocan sentimientos irremediablemente encontrados para cuando te encuentras inmerso en la escucha de las trece canciones de las que se compone el disco. Es por esto que nunca repetía las escuchas más allá de tres veces porque no quería convertir el acto oirlas en un frío análisis, quería mantener estas canciones 'a flor de piel' y sangrando para cuando mi cuerpo me pidiese de nuevo otra sesión de oscura introspección y angustioso dolor.
No escuché antes "Facelift" y en este caso no tengo ninguna duda de que me guste más "Dirt" porque cristalizaron mejor que nunca su sonido y su expresividad emocional y no por haberlo escuchado antes. "Facelift", no me entedáis mal, es un auténtico bombazo grunge/hardrockero/metalero, ¡Amo este disco!...pero no es "DIRT" ni de lejos. Recuerdo 1993, recuerdo que iba en mi cutre Renault 18 de segunda mano cuando la sacudida inicial de "Them Bones" me dejó seco y atontado. Uno de mis primeros y típicos 'WOW's' salió de esta canción. Para cuando llegué a casa ya me había enamorado del disco...¡Y no había llegado ni siquiera a "Sickman"!! pero me había apuñalado el corazón y el alma en lo más profundo con "Rain When I Die" a pesar de que no prestase nada de atención todavía a su texto. Nervioso, cené lo más rápido que pude y me recluí en mi habitación para sumergirme en una de las primeras escuchas de un disco más intensas que he tenido jamás...y he tenido unas cuantas!!.
En aquellos momentos, la era 'Grunge' alcanzaba el 'mainstream' en EEUU y en Europa nos llegaban los primeros coletazos via Nirvana. ¡Flipaba con "Nevermind"! ¡Me había sorprendido muchísimo "Ultra Mega OK" y "Badmotorfinger"! pero aquí todavía estabamos adorando los "Illusions" y el "Black Album" de Guns y Metallica respectivamente. Pero algo más tarde aquí también llegó "Dirt", mis compañeros de facultad y este Pupilo que os escribe dimos buena cuenta de este disco y de muchísimos otros escuchándolos 'en cinta' en el aparcamiento de Bellas Artes, en los respectivos coches, pelándonos muchísimas horas de clase.
El primer tema con el que me obsesioné fue "Rooster" y si por algo es mi grupo favorito de los 'fab four' de Seattle: Pearl Jam, Soundgarden, Nirvana y AIC es por esa mezcolanza de melodía hardrockera, potencia rocosa y metálica y unas sublimes armonías vocales que no son de este mundo, pero también me atrapó esa imagen enfermiza y oscura, diabólica pero deprimente que desprendía el tema. Más tarde vinieron los demás (temas) a llevárseme al infierno pero recuerdo perfectamente revovinar varias veces para volver a escuchar la canción y emocionarme con esa 'intro' semi-acústica con las voces de Jerry y sobre todo Layne elevándote al paraiso celestial. Pura magia, puro sentimiento, puro exorcismo vital.
Dejando de lado mi experiencia personal, la gestación de este disco no fue nada fácil, hubieron multiples 'quedadas' en el estudio que se quedaron en intentonas a secas debido a la incapacidad de Layne Staley para componer o, simplemente cantar. De estas sesiones la única que trascendió se hizo llamar "Dirt Preproduction Demo" más conocida por "Dirt (1991 Demo)" que se llevó a cabo entre finales de 1991 y principios del '92.
Para cuando se pusieron en serio, se juntaron una serie de factores que hicieron de la composición y la grabación un auténtico infierno de excesos, caídas y recaídas y 'bacanales tóxicas'. Layne acababa de salir de rehabilitación pero no tardó en volver a los brazos de la heroína que combinada con la Oxycodina por sus fuertes dolores de espaldas, Jerry Cantrell estaba poseído por la angustia depresivo/compulsiva por la muerte tanto de su madre como de su mejor colega, el carismático Andrew Wood (Mother Love Bone) así que, para 'suavizar' pérdidas combinaba el antidepresivo 'Xanax' con otras tantas sustancias nada aconsejables y alcohol. Caso parecido al de las múltiples adicciones tóxicas de Mike Starr al que se le unía su amor eterno 'por la botella'. De Sean Kinney, poco queda por decir, a nivel de excesos se mantuvo en segundo plano pero era un fumeta redomado como todos los que estuvieron en aquellas sesiones de grabación...incluido su productor Dave Jerden. Éste, tuvo constantes problemas con Staley, entre otras motivos, al obligarle a cantar sobrio, cosa que al cantante se la sudaba porque contradictoriamente el que le producía estaba siempre 'colocado'. Staley se llegó a 'picar' en repetidas ocasiones en el estudio y delante de sus propios compañeros y en canciones como "Dirt", "Down In A Hole" y "Angry Chair" se dice que fueron cantadas por un Layne totalmente colocado. Con todo este 'percal' no es fácil imaginarse que lo que allí se vivió les minó las fuerzas, la moral y la mente en todos los sentidos: compositivo, musical, anímico,... y lo que volcaron en "Dirt" no fue otra cosa que su presente con todas sus miserías, que en aquel momento eran muchas y muy graves.
Pero la banda logró acabar viva de aquello logrando un verdadero ejercicio de 'exorcismo musical' hasta el más extremo de los grados. Todos lo sabéis ya, "Dirt" trata sobre drogas, sí, sobre las más duras, pero sobre todo de las adicciones incontrolables y la autodestrucción que te producen el consumo de las mismas además de tocar el tema de la pérdida de seres muy queridos. Fue un disco que salió de lo más profundo de las entrañas, fue una malísima gestación y embarazo pero con un parto de lo más sugerente y estimulante para los sentidos. Os ilustro con algunos párrafos de los más destructivos y cenizos como prueba:
“Somos una raza de élite con personalidad propia, los drogados, los junkies y freaks” (Junkhead)
"Una buena noche, la mejor en mucho tiempo, un nuevo amigo me llevó hacia un viejo favorito. Nada mejor que un distribuidor que está drogado. Drogado, convéncelos a comprar...
¿Cuál es la droga que elijo? Bien, ¿Qué tienes?
No me voy a enfermar ... Y lo he hecho muchas veces"
"No puedes entender la mente del que consume, pero inténtalo con tus libros y títulos. Si te dejas llevar y abres tu mente, apostaría a que harías lo mismo y no es tan malo" (Junkhead)
“Quiero probar el sabor de la pistola sucia, en la boca, en la lengua” (Dirt)
“Cuál es la diferencia?, moriré, en este, mi mundo enfermo” (Sickman)
A partir de aquí, la banda se embarca en una locura de gira con el 'Madman' Ozzy, en concreto en el "No More Tears Tour" saliendo muy mal parados con un Layne Staley que se lesiona nada más comenzar y tiene que subir al escenario cantando en silla de ruedas, y un Mike Starr expulsado por...¡Consumo impulsivo y descontrolado de drogas!!. ¿Alguién lo entiende?. Fue sustituido por el entonces bajista de Osbourne, Mike Inez, que se convirtió por derecho propio en un miembro fundamental para el futuro de la banda. En el video que os cuelgo más abajo, ocurrido en Oakland el 8 de octubre del '92, una semana después del lanzamiento de "Dirt", ya se puede apreciar el estado de estos dos pájaros en el escenario.
Con respecto a la música, Jerry Cantrell aquí solidificó con hormigón armado el sonido de la banda con ese 'muro de sonido' tan característico...¡y con tan sólo una guitarra!. Aunque bien es cierto que el bajo de Starr siempre estuvo a tope de 'fuzz' y saturación para hacer más rocoso y denso todo el conjunto. "Dirt" no suena a nada más que a "Dirt", ni puto Grunge, ni Hard Rock, ni Metal, ni 'poyas en vinagre'!!!, pero es que Alice In Chains, a excepción de algunas canciones de "Facelift" más apegadas al 'hard' y a la fusión 90's, siempre fueron ellos mismos alejados de ese sonido que siempre se asocia al género 'grungy'.
El disco no puede comenzar de forma más atronadora que con los fantasmagóricos alaridos de Layne y el machacón riff de Cantrell en "Them Bones". Una apertura tan asesina te deja completamente extasiado y esto no ha hecho más que comenzar. El 'solo' de Cantrell es muy melódico pero sin dejar de lado la agresividad en dos partes bien diferenciadas. Pero las dos canciones siguientes, "Damn That River" y "Rain When I Die", no se quedan atrás. La primera tiene el riff que más me obsesiona, el más pesado y cadencioso que muta en cierta sonoridad hardrockera dentro de la insana densidad de la composición. Y si de algo insano hablamos "Rain..." tiene un comienzo distorsionado que nos penetra en lo mas oscuro del alma y que nos machaca con la diabólica armonía vocal de Staley y Cantrell mececida por un potentísimo 'Wah wah'. El estribillo y las voces todavía me conmueven una barbaridad, es de esos temas que te tocan la fibra a la primera y que se quedan contigo para siempre, ahí guardaditos, muy dentro de tí.
"Sickman" es la locura esquizoide hecha canción, el tema más desequilibrado y bipolar. De riff machacón parecido a "Them Bones" tenemos una canción que no para de tener cambios de ritmo (y muchas capas de guitarras) y que no cesa de generarte emociones encontradas y muy dispares desde la rabia y la frustración hasta la redención y el perdón. 'El puente' o cambio de la canción es tan intenso....la banda se te abre en canal llevándote a un nivel de extasis dificilmente descriptible con palabras...joder...
Llega "Rooster" como contrapeso a la composición anterior. Ese inicio vocal tan aterciopeladamente bello no anuncia la rabia y la frustración que se avecina pero cuando el tema explota en tu cara te encuentras inmerso en 'otra batalla' de sentimientos antagónicos. Layne Staley escupe su angustia y su furia de manera exquisita y la segunda voz de Cantrell acompañando ese 'angst' existencial es de auténtico sobresaliente. La temática, curiosamente, se sale del 'guión tóxico' acostumbrado para reflexionar y recordar al padre de Cantrell.
"Junkhead" es el tema que más abiertamente trata sobre las drogas, sobre camellos, sobre necesidades incontrolables y oscuras. Layne canta sobre sí mismo más que nunca encima de un gigantesco riff en la línea de "Damn That River" por su pesadez y densidad, por su inquietante desasosiego y quemazón.
"Dirt" también me tuvo enganchado una buena temporada como "Rooster", con ese riff tan reconocible y carismático y esa interpretación vocal tan arrastrada de Layne al que te imaginas perfectamente cantándola en el estudio con los ojos cerrados y absorto en 'sus viajes' y demonios mentales. Sean Kinney hace un trabajo inmenso aquí (como en todo el disco) conteniendo el 'tempo' pero siendo exquisitamente sutil y versatil.
Otro riff trotón e impenetrable es el que nos encontramos en "God Smack" que se vicia entre frenéticos 'wah wah's' y la impostación demoníaca de las cuerdas vocales de Staley. Otro track de cambios de ritmo que te pillan desprevenido y melodías infernales que nos llevan ante el mismísimo 'Diablo' en el pasaje escondido del album (más tarde conocido como "Iron Gland") con unas risas guturales que pertenecen al mismísmo Tom Araya.
"Hate To Feel" es tan enfermizo y obsesivo como "Sickman". Un riff de la escuela Sabbath planea sobre un tema que odia expresarse, que escupe fuego a ritmo muy lento, que te va quemando poco a poco para acelerarse ritmicamente y volverse completamente loco en el final del tema. "Angry Chair" es el perfecto track que le sigue porque aquí la locura alcanza su máximo grado demoníaco e insano con unas voces tratadas con efectos y ecos de los más infectos así como con una guitarra que corta el aire y un machaque de parches destructivo a más no poder.
Con "Down In A Hole" la banda empieza a ver la puerta de salida hacia el Purgatorio. Es una gema pulida de canción, un track tan emotivo y bello que duele. La banda baja aquí revoluciones en sus instrumentos para subir todavía más en emocionalidad y existencialismo. El tema no deja de ser de lo más triste en temática y música pero es de una belleza cristalina que ruboriza de pleno sentidos y neuronas. Las armonías vocales, los coros, las segundas voces y la voz principal llevan la batuta para hablar de lo bien que uno se siente 'dentro del agujero', de lo pequeño y sin control que te sientes dentro de él a pesar de que sepas 'que tienes que volar' para salir de la oscuridad que te rodea.
Y llegó el final del viaje con el reptante bajo de Mike Starr abriendo paso en "Would?". Un tema dedicado a un ser tan cercano como Andrew Wood (Mother Love Bone) no podía bajar el nivel, realmente lo supera porque se convierte, con permiso de "Rooster", en el mejor single de "Dirt". Contiene todos los elementos que hacen a Alice In Chains tan jodidamente irrepetibles y claramente reconocibles: ese muro tan intenso de guitarras, un 'crescendo' instrumental perfecto, esos cambios frenéticos de ritmo, esa preciosa combinación vocal entre Layne y Jerry y una melodía que dispara balas de plata en forma de tristeza, frustación y pérdida antes del furioso final berreando el propio título de la canción. Siempre se me hizo corto "Would?" pero es la meta perfecta para acabar un disco tan exigente e intenso como éste.
"Dirt" ya ha cumplido su 20º aniversario y me sigue provocando. Es un album desafiante, un verdadero reto para los sentidos y una bajada en toda regla al Averno más maligno e infecto que uno pueda encontrarse, ¡pero cuidado! porque se corre el riesgo de caer en el intento y quedarte atrapado con sus demonios. Se ha de estar preparado para escuchar este trabajo porque puede joderte los ánimos con una facilidad pasmosa. Layne Staley se desnudó como nunca hablando de su culpa y Jerry Cantrell sacó lo mejor de sí mismo a nivel compositivo y musical. Pero, no nos olvidemos, junto con Mike Starr y Sean Kinney, parieron una obra de arte pecaminosa y enferma, pero una obra de arte al fin y al cabo.