Cuanta ilusión me hace que lo nuevo de Iggy Pop sea mi primera reseña de un disco de 2023 y cuanto subidón me produce estar hablando de otro gran trabajo de La Iguana contando ya con 75 años… ¡Y es que lo nuevo del de Michigan es la puta bomba! Sabéis de sobra mi iconomanía con semejante leyenda indomable del Rock’N’Roll, pero esto no quita que con discos como su anterior ‘free jazz’, Free (2019) y sus discos de 2009 y 2012, Preliminaires y Après respectivamente, me costase conectar dejándome un poco frío. Aprecio su esfuerzo en experimentar y no hacer siempre un Raw Power o un Instinct, pero a un servidor el Iggy que más le gusta es el cabreado y políticamente incorrecto. Y es que el tío todavía sigue en forma y con ganas de tocar las pelotas. Te lo demuestro tras el salto…
Nuestro protagonista es único para hacer rotundas (y explícitas) declaraciones de intenciones…
Y bien, ¿qué nos trae el último disco del creador de Funhouse?, pues una colección de temas estupenda y enfurecida, aunque también fresca y variada que yo enclavaría y situaría entre mitad de los 80’s, comenzando por Blah-Blah-Blah (1985), y American Caesar (1993). Un disco que combina una inusitada furia descontrolada y muy crítica con momentos más bailables y esos ambientes ‘crooner’ que también sabe recrear últimamente. Si a esto le sumamos la ‘all star band’ que le acompaña (tanto en estudio como en directo), encabezada por Mr. Duff McKagan (Guns N’ Roses), Chad Smith (Red Hot Chili Peppers), Dave Navarro & Eric Avery de Jane’s Addiction, Taylor Hawkins (Foo Fighters DEP), Stone Gossard (Pearl Jam) y Travis Biker (Blink 182), pues como que no podía fallar nada estando al servicio del Padrino del Punk.
Every Loser (2023) se nos abre en canal bien encabronado y cerrando bocas a todos aquellos que piensan que ya no tiene nada que decir y que debería retirarse. Así es el brutísimo “Frenzy”. Cambiamos un poquito el registro, primera incursión en aires ochenteros (puro Blah-Blah-Blah) con esos teclados y bajo post punk de Duff en una canción de contrastes rítmicos y etéreos-bohemios estribillos en graves hablando de tiempos pasados. “New Atlantis” impone clasicismo con esa línea de piano y esa voz, ahora ya claramente en clave ‘crooner’. Imposible acabar de relajarse porque llega un corte de marca ‘Stooges’ y sensaciones vacilonas de funk rock. Así es “Modern Day Ripoff”, una jodida locura deslenguada y desprejuiciada. Tras la esquizofrenia arriba la reflexión, pero también la ironía riéndose de su mito, en una bella balada semi-country como es “Morning Show”. Después de un cabaretero interludio nos explota en la puta cara “Neo Punk” escupiendo toda la bilis posible contra los Neo Punks de postureo, redes sociales y gusto por Gucci y coches de lujo. ¡Qué cabronazo sigues siendo Iggy!, ¡vaya patada en el culo más cojonuda! “All Way Down” devuelve las guitarras y pianitos ‘a la Stooges’ en otro corte chulesco como él solo. Por si no le quedaba todavía munición hacia quien disparar su odio, nos sorprende con el Post Punk de aires siniestrillos de “Comments” que está exclusivamente dedicado a la farándula Hollywoodiense y las RRSS y ese final de, en un principio, aromas crepusculares y coraza 80’s de “The Regency” que se va calentando encabronadamente en intensidad rítmica y verborrea ‘taquera’ contra la Industria Musical. Así se acaba un jodido disco de Iggy Pop, con ‘Fucks’ y más FUCKS’ a discreción.
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