Y los DRY RIVER volvieron a su feudo, Castellón de La Plana, e hicieron un 'Vini, Vidi, Vicci' con letras mayúsculas y muy esperado por la numerosa legión de fans que se congregaron el pasado 13 de enero en la SALATAL de la Ciudad de La Plana... El sexteto venía a presentar a su tierra su espectacular y maravilloso cuarto trabajo, Cuarto Creciente (2022), que fue lanzado el pasado octubre y del que ya han podido hacer varias defensas que se cuentan por éxitos rotundos en plazas como Murcia, Madrid, Valencia, Totana y la que hoy nos ocupa. Vendrán más, ahí están Toledo, Bilbao y Barcelona a tiro de piedra, pero centrémonos, ahora sí, en lo acontecido en pasado ‘Viernes 13’ je, je…
Para empezar, hay que decir que la Salatal se les quedó corta, muy corta, las entradas se agotaron más de un mes antes, se notaba que seguía habiendo demanda en RRSS y perfectamente podrían haber llenado un aforo mucho mayor. Esperemos que la próxima vez que vuelvan desplieguen su magia en una ubicación que haga justicia al nivelazo que se gasta la banda. Vamos con la crónica...
Ponte fondo musical antes...
Instalado en una cómoda segunda fila esperando las 23h., empiezo a observar la diversidad de público que tiene Dry River, gente de todas las edades y gustos, familias con niños y teenagers y muchos, muchos grupos que habían escogido a Dry River para pasar una velada en grande coreando a todo volumen las pegadizas letras de sus canciones.
Como os decía, a las 23h. empieza a subir el telón, la banda nos esperaba en modo ‘pause’ tras él y, con cierta mirada amenazante, aunque con sonrisilla irónica, el cantante Ángel Belinchón dio la señal para acometer con energía y épica “Culpable”, el primer tema de Cuarto Creciente. La banda se encuentra en un momento muy dulce de forma, engrasadísimos y clavando cada riff, cada redoble, cada línea de bajo y teclados y, bueno, cada giro vocal de la privilegiada garganta que tiene el frontman de la banda. El sonido de la sala también hizo justicia a su exigente propuesta musical desde el primer momento.
Con respecto al tracklist, como era de esperar, tocaron los 9 cortes de Cuarto…, combinándose a la perfección con su cancionero clásico ofreciendo dos generosas horas del mejor Rock Progresivo y Melodic Hard Rock que existe en nuestra Piel de Toro, eso sí, con interludios simpáticos y ‘coñas marineras’ de las que siempre hace gala la banda, a pesar de que en esta ocasión ‘Fanfi’ no pudiese acompañarlos ‘adornando’ de teatro y de sátira las canciones como siempre hace. Tras “Culpable” atacan con uno de mis favoritos, “Segundo Intento”, con esa piel AOR 80’s ‘a la Kenny Loggins/Robert Tepper’. Muy celebrado por los presentes, nos sabíamos la letra a la perfección y eso quedó patente en sus rostros. Primer clásico de la noche con “El Camino”, sonó super Thrash, mucho más agresiva que la versión de estudio, pero con ese toque Miguel Ríos en el estribillo y un despliegue de técnica batiéndose en ‘duelo’ Miquel Centelles y Guillermo Guerrero. Es en este momento cuando confirmo que el motor rítmico de esta banda es brutalísimo con un Pedro Corral a los parches intratable y un David Mascaró omnipresente en todo momento al bajo. Caen más temazos recientes como ese intensísimo y dramático “La Serpiente” y el bellísimo e intimista “Si Estás Tú” que se conecta en su final con un pasaje instrumental muy ‘floydiano’ con el lucimiento personal de Guillermo con ese fondo de teclados que le proporciona Miquel. Volvemos a más clasicazos, caso del irónico y cenizo “Fundido a Negro” y ese “Perder el Norte” tan The Who? Vs. Queen que volvieron a levantar a las masas allí congregadas.
Retomamos Cuarto Creciente con dos obligados, el hímnico “La Libertad” (dedicado siempre a la pareja que lo inspiró) y esa pequeña sinfonía dividida en cinco partes de “Calles Inundadas”, el perfecto retrato de nuestro confinamiento pandémico. Una sorpresa encontrarse allí el escritor Jaime Blanch Queral, verdadero germen inspirador del tema al que hicieron subir para explicar de dónde surgió todo. Tras “Pequeño Animal” lucimiento personal de Pedro con un breve pero intenso ‘solo’ de batería. ¡Qué tío!. Turno para mi tema favorito del último disco y el más cañero de su cancionero, “Capitán Veneno” y su necesaria dedicatoria al ácido autor de chirigotas, Juan Carlos Aragón. El despliegue de técnica y virtuosismo por parte de Miquel y Guillermo/Matías en esos duelos de teclado y guitarras son muy bestiales, dignos de ver en directo, ¡Mamma Mía!. Bajamos revoluciones y rapidez de ejecución para ganar en pegada emocional y épica con “Me Va a Faltar el Aire” y “Traspasa Mi Piel”, dos clasicazos del repertorio de los de La Plana perfectamente celebrados en masa por toda la sala.
Después de otro de los simpáticos (y chistosos) ‘speechs’ de Ángel llegan los bises. En “Funeral” vuelven a brillar con luz propia haciendo gala del buenrollismo sátiro, pero también de la destreza instrumental y vocal del sexteto para acabar haciendo las presentaciones de rigor en mitad de la canción. Cierran el concierto con el bailongo, infalible y ochentero “Irresistible” y el broche de Oro con el entrañable “Despedida” que vuelve a mostrar esa épica del pueblo que tanto y tan bien se le da a la banda con el público rendido a sus pies y las emociones más allá del ‘a flor de piel’.
Si esta descarga de clase, control del espectáculo, sentimiento y capacidad técnica no es un ‘Vini, Vidi, Vici’, es que uno ya no sabe cómo describir lo maravillosos que son Dry River. Excepcional velada plagada de emociones intensas y sensación de haber visto ya uno de los conciertos del 2023 sin todavía haberse desperezado el año...
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