NOTA: 50%
Pues ya estamos otra vez aquí contándoos las aventuras y desventuras de Johnny Lawrence y Daniel Larusso en la quinta temporada ya de Cobra Kai. Si la tercera me pareció un despropósito y la cuarta levantó un poco el vuelo con la inclusión del bipolar Terry Silver y la diversificación de Dojos, con esta quinta temporada tengo sentimientos encontrados... Para empezar, me estoy cansando de la fórmula, ya no puedo más con que todo, absolutamente todo, se tenga que resolver a hostias, me están agotando varios personajes que, o ni pinchan ni cortan o directamente son insufribles (o poco creíbles) para dar el contrapunto humorístico al asunto y, lo más importante, no aguanto ya las tramas teenagers... ¡por favor!, ¡cargároslos a todos!. A pesar de ello, hay cositas salvables y, por el momento, todavía no me volveré un 'hater' de la serie...
Hagamos memoria recordando que la cuarta se quedó con la victoria (por dudosos métodos) del Cobra Kai de John Kreese y Terri Silver en el campeonato All Valley con lo que Miyagi-Do debía desaparecer, la traición en el último momento de Silver sobre su 'jefe' para hacerse con la franquicia y ampliarla por todo el Valle hasta el infinito y la esperanza y resistencia de Larusso a 'desaparecer' recurriendo a su viejo amigo (y antiguo enemigo) de Okinawa, Chosen. Comencemos...
Y bien, los primeros capítulos me parecen una pastelada de órdago, ¿qué pinta aquí la trama de Miguel a la búsqueda de su padre en México?, ¿qué cojones aporta?, ¿para qué sirve?... Lo único que mola en esos capítulos completamente prescindibles es el personaje de Chozen en Casa Larusso con su bizarradas y sus momentos de lucha (¡por fin alguien que tiene idea de Artes Marciales en Miyagi-Do!). En cuanto a los protas Lawrence y Larusso, en fin, que también dejan mucho que desear en el comienzo, el primero con su impostado rol de 'padrazo' arreglando, mejor dicho, intentando mediar entre su hijo legítimo y el 'adoptado' Miguel, además de intentar sin mucha suerte (y mucho de sobreactuación) el ser un Papi '10' para el bebé que está a punto de llegar. Se le perdona porque su personaje es un 'pringao'. En cuanto a Macchio, en fin, sus pocas habilidades escénicas (de las Marciales ya ni hablamos) siempre restan al personaje en lugar de sumar, aunque he de reconocer que su pijísima 'bajada a los infiernos' dándose de morros una y otra vez con las tretas de Silver, discutiendo con su mujer y 'dialogando' con Chosen más que 'peleando' con el mundo le han remidimido de ponerle el mismo 'muy deficiente' que siempre le pongo.
Dejando de lado el 'lastre' del principio de temporada, he de decir que se va arreglando, la serie ya tiene medios y mucha producción mediante y las tramas comienzan a tener un poco de sentido (dentro del sentido que Cobra Kai tiene...), a pesar de escenas bastante pésimas como las del parque acuático o la enésima pelea 'en modo multijugador' en el Dojo de Cobra Kai. En cuanto a interpretaciones, el villano supremo, Terry Silver, está bastante creíble (mejor que en los 80's) tomando el poder e intentando llevar a cabo su plan maestro de expansión; Chozen, interpretado por el acertadísimo Yoji Okumoto, ya se ha convertido en un valor seguro, aportando comedia, pero también filosofía y maneras repartiendo leches ; la mujer de Larusso, Amanda (Courtney Henggeler) está muy aceptable en sus diferente roles (incluso cabreada...) que adopta en la temporada y, bueno, el cameo de Sean Kanan como Mike Barnes (el malote de Karate Kid III) tiene su punto de morbo, aunque en una trama bastante penosa y muy desaprovechada.
¿No he hablado casi de las tramas teenagers?... ¡Pues no!, porque son insulsas, ultra-previsibles y sin sustancia alguna. No se salva ninguna. Por mi parte, ójala los mandasen todos a un templo budista y se quedasen allí porque ni Robby (Taner Buchanan) tiene un pase con lo que me gustó en la cuarta.
¿Y qué me decís de los insufribles 'Mantarraya', 'Aliento-polla' y el nerdy de 'Demetri'?... ¡qué gasto de papel para sus guiones por favor!
Para acabar, ¡vuelve la 'posición de la grulla' y patata frontal!... después de 35 años (ha tenido tiempo de perfeccionarla el tío Ralph...) ver una cosa tan jodidamente horrenda y mal ejecutada, innecesaria para la acción de todas todas y con ese encuadre tan cutre... bufff!!, ¡me pongo enfermo joder!... ¡¡¡esa patada frontal y super-simple parece dada por un abuelo en un geriátrico!!!.
Y así estamos. Ya me he desahogado a gusto...
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