NOTA: 65%
Que ya sabíamos que el spin off de La Casa del Dragón (House of the Dragon) no estaría a la altura de Juego de Tronos era hasta un obviedad, pero sí que había ganas (y morbo) de instalarse de nuevo en Desembarco del Rey y Rocadragón y volver a disfrutar de las conspiraciones palaciegas y las argucias de unos y de otros para preservar, aspirar o simplemente asaltar el 'Trono de Hierro'.
Para empezar, y como uno de los pocos puntos a su favor (aunque sea de forma indirecta), el haber compartido en paralelo el visionado con Los Anillos de Poder ha decantado las preferencias, para mi gusto, hacia la ficción de George R. R. Martin y ésto no es que sea un cumplido precisamente, es que el spin off de El Señor de los Anillos es rematadamente insufrible en (casi) todos los sentidos. Los 'Anillos' han hecho parecer que la ficción de los Targaryen sea buena... ¡y esto es falso!...
Y siguiendo con los 'Anillos', la segunda (y última) cosa a destacar en su descargo es que la factura técnica y visual son absolumente perfectas, con una fotografía alucinante y a la altura de la serie madre con unas perspectivas y panorámicas de absoluto alucine... El problema viene con lo que nos quieren contar, una vez más. Que la serie se centre única y exclusivamente en quien sucederá al sufrido y visionario Viserys I (gran trabajo de Paddy Considine) se me queda corto, muy corto, de hecho es hasta cansino estar redundando en lo mismo capítulo tras capítulo con un supuesto 'villano' centrado en la figura de Daemon que luego no lo va a ser tanto y con muchos aspirantes a 'malotes' en la familia que se quedan siempre a medio gas. Qué lejísimos quedan de una 'Cersei', 'Joffrey Baratheon' o 'Ramsey Bolton', por ejemplo...
Como decía, la parte central es soporífera hasta decir basta, (sirve para hacerse unas buenas siestas...) y, no sé, quizás los guionistas deberían de haber pensado que las demás casas nobles también están haciendo su camino, aunque fuesen los Targaryen los verdaderos protagonistas. No me vale hablar de esos piratillas con el deforme Craghas Dahar a la cabeza, del lejano conflicto con 'La Triarquía' o esbozar timidamente a los Lannister y los Baratheon... porque esto va a paso de tortuga a este paso y hace que te canses de los personajes sin haber calentado motores ni tan siquiera...
En el apartado actoral, la cosa no anda especialmente mal con ese trabajada degradación física por 'lepra' y psicológica (demasiados cuervos alrededor) que tiene alrededor de Viserys I, o ciertos momentos de su hermano Daemon (Matt Smith) curtiendo a su sobrina o revelándose lo que le dejan... Lo que no me gusta nada es ese cambio de actrices, porque la Rhaenyra jovencita está genialmente interpretada por Milly Alcock con ese 'viaje iniciático' de rechazo familiar, madurez y excesos y cuando ya nos ha calado, en una elipsis temporal, a mi entender mal resuelta, vemos a Rhaenyra interpretada correctamente por Emma Smith, sin más. He echado de menos a Milly, ¡y mucho!. Una cosa parecida ocurre con Alicent Hightower y su innecesario cambio de actrices, todo hay que decirlo...
En definitiva, la sensación de que tenemos culebrón para largo es un hecho, pero no de una forma tan unidireccional y tan centrada en los mismos, hay que 'refrescar contenidos', llevarnos a otros lugares, ver el conflicto desde otros puntos de vista y tener amenazas 'de verdad'.... Y esto no pasa en estos primeros diez capítulos...
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