Los astros se alinearon para volver a sentir la magia de Sidonie... Sí, SIDONIE. Podría parecer extraño que en un blog como éste y con los 'contenidos' musicales que os traigo pueda cubrir a una banda como la de los barceloneses, pero nada más lejos de la realidad, siempre me he reconocido muy fan de la banda de Marc Ros, Jesus Senra y Axel Pi (sobre todo de sus principios y de su divertido y desvergonzado directo) y si bien hacía tiempo que no se pasaban por mis pabellones auditivos (en concreto desde aquel El Fluido García (2011)) esto no quita para que siga escuchando de vez en cuando sus dos primeros discos en la lengua de Shakespeare y su Fascinado de 2005. No, no me seducen demasiado sus últimos trabajos alejados de su sofisticado y traviesillo Psychedelic Glam Dance Pop de surrealistas historias y múltiples referencias intelectuales de sus inicios pero me volví a reenganchar a ellos (en plena pandemia) con su magnífico y valiente El Regreso de ABBA (2020) por lo que, teniendo la oportunidad de verlos en un escenario grande como el del Auditori de Castellón de La Plana y en el marco de la FIRA TROVAM...¡¡¡cualquiera se resistía!!!... ¡¡hasta mi mujer e hija se animaron!!. Y es que Sidonie se encargaron de que todo saliese a pedir de boca y de que ellas saliesen con una sonrisa por fuera pero también sonrientes por dentro...
Ya sólo por los dos climax instrumentales que tienen los dos primeros temas del último disco de Sidonie, "El Bosque" y "A mil Años Luz", merece muy mucho la compra de "El fluido García". Y es que, podría afirmar sin temor a equivocarme, que ¡los Sidonie vacilones y poéticamente deslenguados están de vuelta!. Pero no son sólo los únicos temas válidos porque el disco, en su totalidad, nos teletransporta de nuevo esas atmósferas bohemias y a esas sonoridades psicodélicas que también supieron plasmar en "Shell Kids" e incluso "Fascinado" (en menor medida).
Tras dos discos, "Costa Azul" y "El Incendio", que me decepcionaron bastante (sobre todo este último y del que no pasé de la primera escucha) nos llega "El Fluido García" lleno de psicodelia bien entendida, distorsión guitarrera y desparpajo sonoro, porque esto último es lo que se había perdido en los dos discos que cito arriba de este párrafo, EL DESPARPAJO. Los de Marc Ros se perdieron en una búsqueda de la canción Pop más básica no se si con intención de cambiar de aires o con otra intención más, digamos, interesada en su búsqueda de llegar a más público. Bien, al menos esto último lo consiguieron porque nunca llegué a pensar que escucharía a Sidonie en Carrefour, en Perfumerias o incluso en párkings de edificios públicos. Pero estos no eran Sidonie, de hecho les perdí la pista bien pronto pensando en que les había perdido para siempre y me hice con su recopilatorio "La estación de la Libélula" para tener a Marc, Jesús y Axel como siempre los había querido recordar.
Y bien, esto ha cambiado!!, vaya si ha cambiado!. En líneas generales, la psicodelia se ha apoderado de la banda, más bien la ha sodomizado porque hay pasajes instrumentales que son una verdadera delicia para aquellos que amamos "Sidonie Goes To London" o "Sidonie Goes to Moog" pero es que el rock'n'roll también ha tomado su lugar aquí con riffs más que rockeros y distorsiones que ensucian más si cabe el resultado final.
En cuanto a las letras, la lírica exquisitamente surrealista ha vuelto a funcionar a pleno rendimiento y las musas han llevado en volandas a Marc Ros con frases bellísimas a la par que jodídamente crípticas. ¡No pasa nada!, el imaginario visual que te producen las repetidas escuchas es infinitamente rico y eso se había perdido completamente con el aburrido "El Incendio".
El disco no puede abrirse de mejor manera con "El Bosque", temazo adictivo y bailable del que vuelvo a destacar ese clímax instrumental al final del tema con esa guitarra distorsionada como si Sidonie estuviese haciendo una declaración de intenciones en toda regla con el disco que se abre.
"A Mil Años Luz" se convierte en una composición preciosa, muy evocadora y se deja acariciar 'quasi' por el 'Space Rock'. En mi opinión el tema bandera que define a la perfección la nueva reencarnación de la banda. El final es para quitarse el sombrero...WOW!
"Carnaval" es otro tema jodidamente irresistible en donde la percusión hindú nos vuelve a retrotraer a aquellos Sidonie de hace una década. El estribillo no puede ser más vitalista y efectivo "...hoy es carnaval, todos a bailar, hoy es carnaval, todos a volar..". Una vacilada vestida de psicodelia de las que ya se hechaban en falta.
Saltándome la surrealista y rítmica "Alma de Goma" quiero centrarme en "Negroni", el tema cazurro y con más desparpajo del disco. El tema ROCK'N'ROLL del album poseido por guitarras envenenadas, un bajo enfermizo y unos sitares que corrompen la composición de una manera sublime. Mi tema favorito, sin duda.
Con "El Aullido" la tristeza y la melancolía se apoderan de nuestros poros sirviendo de antesala a la mini-sinfonia "Bajo un cielo Azul (de Papel Celofán)", un tema compuesto de cuatro pasajes en donde Brian Wilson (Beach Boys) planea a sus anchas en 'Cantata' para entrar en un mundo de muertes dulces, champán francés y lecturas más que interesantes en un mundo de ficción. Una obra maestra en toda regla en donde Marc Ros se ha lucido lo suyo.
Destacaré también mi segundo tema favorito del disco "Perros", frases como 'Estás hermosa al lado del desecho industrial. Tan flaca, tan viciosa y sin collar.' son puta poesía urbana y lo demás cutreces 'snob'. El corte de esencia más punk que jamás hallan hecho los de Barcelona.
Y si de Punk hablamos no puedo dejar pasar la tradicional canción que Jesus Senra siempre cuela en los discos de su banda, "La Huida" y que esta vez le ha salido más desenfadado y con más mala leche que nunca. Adoro el pasaje venenoso y enfermizo que se han currado con esa guitarra más ácida que un limón antes de afrontar los últimos versos del tema.
"No Mires Atrás" pasa por ser el tema más discreto pero no por ello exhento de fuerza, quizás porque me pueda recordar a su disco anterior a nivel de guitarras.
Querida Pupilandia os haréis un favor si os hacéis con este disco. Para todos aquellos que flipábamos con el gamberrismo psicodélico de los primeros tiempos de Sidonie y que adoramos los versos retorcidos y crípticos del último Marc Ros, tenemos mucho que disfrutar aquí a pesar de que todo, todo, sea una ficción.