NOTA: 100%
Otro serio aspirante a disco del año y van... Pues sí Pupil@s, los noruegos Kvelertak me han ganado de calle en ésta mi primera incursión seria para con ellos. Y la culpa de todo, curiosamente, la tiene su nuevo cantante, el excesivo y desgarrado Ivar Nikolaisen, de los recientemente reseñados The Good, The Bad and The Zugly. Cuando me enteré que Ivar, con lo que me pone este tío, también se encontraba en las filas de los noruegos no tuve otra que 'seguirle la pista' y meterme de una puta vez en la discografía de una banda que siempre se me ha resistido sin motivo alguno. Aunque llegue a ellos con seriedad y detenimiento en su cuarto trabajo, Splid (2020), nunca es tarde para descubrir el por qué tienen tantos 'die hard fans' y el por qué se han convertido en un grupo relativamente 'mainstream' a día de hoy...
Bajo el punto de vista del neófito que escucha por primera vez una banda que parece ser que todos controlan, tan sólo puedo rendirme a sus pies ante semejante capacidad compositiva y de ejecución instrumental. Sé que la banda viene de dos discos iniciales (que me he ocupado de revisar, aunque todavía en superficie) muy extremos combinando sin cortapisas ni reservas hardcore, punk, black metal e incluso grindcore y que les pusieron en boca de todos por ser de esas bandas que revitalizan un género tan explotado como el Metal. Pero también sé y estoy comprobando que los de Stavanger no son una banda inconformista y que con su tercer disco, Nattesferd (2016), dieron nuevos bríos y vías de expresión a su compleja y retorcida propuesta añadiendo momentos más accesibles en clave vintage rock/hard rock pero también rizando el rizo y experimentando también con pasajes prog rock. Pues bien, Splid (2020) sigue en esta línea, ahondando más en terrenos progresivos, cimentando su inabarcable capacidad compositiva, su naturaleza implacable y mutante en pasajes que pasan desvergonzados y valientes por los estilos antes citados, como ejemplo os propondría "Bratebrann" con esa complejidad y capacidad poliédrica para ir pasando por diferentes texturas y estilos. De este mismo palo tendríamos cortes como el inicial "Rogaland", "Delirium Tremens" o "Fanden ta dette hull!" con twin guitars, melodías, ataques trash a la sexta cuerda, elaborados pasajes, etc... ¡magia extrema y visceral en estado puro!. Lo cierto es que la banda me recuerda por momentos el atrevimiento compositivo de todo unos Mastodon, incluso Red Fang, y algo tienen que estar haciendo bien cuando el mismísimo Troy Sanders (Mastodon) colabora en uno de los temas "Crack Of Doom" notándose su personalísimo timbre vocal en uno de los temas más 'accesibles' y que incluso me recuerda en algún momentito al "Dopes To Infinity" del Spacelord. existen también cortes más directos a la yugular como el enfermizo y obsesivo "Necrosoft", "Discord" o el punkarra "Uglas Hegemoni" que denotan una intensidad abisal con esa combinación abrumadora de voces rotas y limpias, guitarras hirientes y una base rítmica que no se acaba nunca. En fin, sinceramente es un disco del que cuesta quedarse con un tema y del que pareces quedarte corto en matices porque escucha tras escucha te vas a encontrar con detalles, giros y pasajes que demuestran que esta banda LO TIENE y otras, no nos engañemos, NO LO TIENEN...
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