NOTA: 95%
El impacto que me supuso la primera temporada, basada en el libro de Margaret Artwood, fue brutal, llevaba tiempo sin visionar una historia que me atrapase tanto y había llegado el momento con una narración absorvente, unos personajes muy marcados y una puesta en escena sencillamente espectacular. De lo que uno podía sentirse con ciertas inseguridades es saber que lo que se cuenta en el libro acaba en la 1a temporada y que en ésta segunda los guionistas podían pinchar ante un reto tan grande como éste y habiendo sido multipremiada y reconocida en todas partes. Toda una incógnita que se descubre de un plumazo en los primeros episodios volviendo a ver la clase interpretativa de una Elisabeth Moss en pleno estado de gracia...
Si bien es cierto que los primeros capítulos se me hacen un poco cansinos con esa 'escapada frustrada', la vuelta de June (E.Moss) a la maquinaria Gilead y su re-incorporación a la disciplina de los DeFred es más que interesante. Volvemos a lo mismo, a sufrir las bejaciones y humillaciones del matrimonio gracias a la bipolaridad de caracteres que ambos tienen, mostrando momentos de asertividad y comprensión para quien 'porta' su bebé pero una virulenta crueldad cuando DeFred les gana terreno. Me ha gustado mucho también la historia secundaria de Nick, el actor nunca me ha convencido en demasía pero va creciendo en ésta más que nunca y no acierto a saber si es por él o por todo lo que le ocurre a su alrededor con ese matrimonio 'concertado' al que se ve obligado a acatar.
En general, el ritmo es buenísimo (menos esos 3/4 primeros capítulos), a mitad se comete un atentado contra la cúpula que hace que los Waterford recuerden cómo gestaron su fanática 'República de Gilead', se siguen conociendo esas extremas costumbres como seguir colgando a los que no comulgan con su ideología, sus casamientos obligatorios y sus ejecuciones por 'infidelidad', todo ello bajo una pátina de asqueroso fanatismo religioso que te llega a enervar en muchos momentos por lo falso, interesado y machista en que se convierte todo este tinglado, hasta la propia Serena Waterford (Ivonne Strahosky) se replantea todo aquello que ayudó a gestar revelándose en algún momento y cuestionando su militancia religiosa.
Pero claro, aquí la prota es la Moss, quizás hasta demasiado en algún capítulo, pero claro, esos dos episodios en donde la desplazan secretamente a una mansión para ver a su verdadera hija teniendo esa oportunidad imposible de escaparse, es jodido CINE con mayúsculas con una fotografía brutal, una puesta en escena de libro y una June/Defred pasándolas canutas con gusto pariendo a su hijo en solitario tan sólo para joder a su odiada y demonizada Serena.
Con respecto al final, poco tengo que decir, está claro que todo se precipita para provocar una 3a temporada más, quizás bastante forzada, quizás no, pero bueno, volveremos para visionar cuál es el desenlace de los Waterford y qué tipo de guerra (cual 'Ramba' quizás...) desencadena June...
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