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A pesar de que el documental tiene algunos momentos tediosos y otros en los que se pasa de puntillas sobre aspectos más que 'oscuros' de la banda, el resultado general se disfruta plenamente. He de reconocer que nunca seguí a esta banda con la misma locura que a Soundgarden, Nirvana y a Alice In Chains, quizás por no ser tan punks o tan metálicos como los anteriores mencionados, quizás por estar en boca de todos, pero estaba al corriente de todos sus movimientos y me emocionaron muchísimo hasta "Vitalogy", pero su etapa post-Neil Young me empezó a aburrir y la expontaneidad desapareció de la noche a la mañana cayendo en el olvido tras "No Code".
Con el disco titulado como la propia banda (el disco de la frutita dichosa) volvieron a coger impulso y garra rockera y para mí fue uno de los discos de aquel 2006 que confirmaron más o menos con "Backspacer" (2009) que no me gustó tanto pero tenía algunos temas cojonudos. Mi último acercamiento (y nunca mejor dicho) fue cuando les ví por primera y única vez en el BBk Live 2010 de Bilbao dejándome con la boca abierta y sorprendiéndome porque no esperaba un concierto tan enorme como el que mis ojos presenciaron.
Por todo esto, quería seguir con interés y dedicación lo que los de Vedder & Cia querían contarnos en el 20º aniversario de su gestación y...vaya! el viaje ha sido gratamente satifactorio aunque no haya llegado a un estado orgásmico pleno al decaer la atención llegando a su etapa más dinosáurica y aburrida para este servidor y obviar y pasar de refilón por cosas que deberían haber estado y no les han dado su merecido sitio aquí.
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A partir de aquí todo se alteró, el supuesto movimiento 'grunge' con Nirvana a la cabeza, el pelotazo musical y mediático que supuso "Ten", la vorágine de conciertos, su inigualable "Unplugged", la idiosincrasia de la ciudad de Seattle y su escena y el estar en boca de todos y a toda hora supuso un desgaste mayúsculo del que sólo se pasa por encima su relación con Layne Staley y Jerry Cantrell que era mucho más cercana de la que se muestra en estas imágenes. Uno de los mejores momentos de aquella época para mí fue el excesivo y alcoholizado "State Of Love & Trust" en la fiesta de presentación de "Singles" en el '92. Aquí os lo dejo.
Tras todo este cúmulo de sensaciones extremas, pero también nostálgicas, de aquella explosión, se suceden momentos muy buenos, momentos menos buenos y situaciones que se hubiesen podido eliminar por otras menos, digamos, 'correctas' y que hubiesen cerrado el círculo como es debido.
La situación y el litigio contra Ticketmaster eran muy desconocidos para mí, ha sido una declaración de intenciones aquella actitud que les acarreó verdaderos problemas y que derivó en la primera crisis grave de la banda tras aquella 'gira Ticketmaster' y de la que salieron realmente tocados por el boicot que sufrieron y porque muy poca gente les apoyó.
Los problemas de los excesos y las adicciones varias de varios de sus componentes están aquí 'colgados con pinzas' y se entiende hasta cierto punto cuando hasta el mismísmo Mike McCready (y no fué el único) generaba verdaderos problemas a la hora de subirse a un escenario y estuvo muchas veces a punto de abandonar el barco. Otra de las cosas que se quedan tan sólo en la superficie es el problema de los baterias que despachan con una coña muy cutre enfocándolo bajo un punto de vista cómico, muy 'Spinal Tap', con flashes de todos los desafortunados hasta que se quedan con Matt Cameron. Creo que Dave Abruzzese aquí hubiese tenido mucho que decir pero no se le ha dado su lugar, supongo que por no herir susceptibilidades en un aniversario como éste.
Por contra, una cosa que sí está bien enfocada es la época en la que Pearl Jam se quedan 'secos' tras "Binaural", y no sólo compositivamente sino también a la hora de epatar a las nuevas generaciones. La tragedia de Roskilde del 2000, el 10º aniversario de la banda tocando "Crown Of Thorns", las nuevas intenciones y la savia renovada en directo con los constantes cambios de repertorio son más que interesantes, a pesar de no llegar a superar los movimientos de sus inicios.
Pero lo que me sobra muy mucho son los 'recorridos en coche' de Gossard y la manía que se tiene ultimamente en los 'rocumentarys' de poner a la estrella en su casita, caso del citado Gossard y del propio Vedder o en una granja en medio de la América profunda, caso de Ament. Innecesarios a la hora de humanizar al icono musical porque, si con su música se convierte en un referente o en un personaje emblemático ¿Para qué mostrarlo enseñando tazas de café seco o enseñandonos cuadritos de sus ídolos o influencias?. Las estrellas siempre deberían esconder su cotidianidad para sí mismos y dejar al fan tranquilo soñando con la revolución que ellos mismos predicaron.
Puntos negativos debía de haberlos pero no quisiera acabar así ya que el final del film es una conmovedora interpretación de "Better Man" con un público entregadísimo cantando casi 'a capella' el comienzo y el estribillo de esta grandísima canción de "Vitalogy".