NOTA: 80%
Después de unos días 'out' por causa mayor, retomamos la actividad blogueril... ¡y la Triada de 'Oleadas Stoner' que me había dejado sin cerrar!. Para compensar os dejaré dos 'Oleadas' más en lugar de una, es decir, que en lugar de una Triada os dejaré por esta vez un Cuarteto de opciones en total rematadamente áridas.
Vámonos a la más ardiente y soleada California para traeros a los ALBATROSS OVERDRIVE, un quinteto curtido en mil batallas desde que empezasen a rodar en 2007. Su carrera discográfica se cimenta en una demo inicial, Songs For The Road (2007), para luego brindarnos cuatro discos, Albatross Overdrive (2010), Keep It Running (2016), Ascendant (2019) y el que hoy nos ocupa y verdadera novedad en este 2022, Eye See Red. Venid conmigo para catarlo...
Una pequeña muestra de su entrega encima de las tablas...
La banda está formada por Art Campos (vocals), Derek Philips (guitar), Andrew Lubby (guitar), John Lorey (bass) y el único miembro fundador desde el principio y verdadero líder en la sombra, Mr. Rodney Peralta a los tambores. Su paleta estilística se la podría enclavar como una suerte de Hard Rock Stoner con muchos toques blueseros e incluso guiños a los Soundgarden de Louder Than Love y Badmotorfinger. Su cuarta declaración de intenciones te enganchará desde el principio con esos trallazos iniciales que suponen "Get Fucked" y "I See Red", purito Stoner Punk con Art Campos dejándose la garganta en el segundo con esos alaridos y timbre vocal en graves. "Coming Down" le impone el toque bluesero aunque también cierta atmósfera 'a la Cornell', "Been To Space" hardrockea que da gusto, "Bring Love" se vuelve más intimista y dramático por momentos, "Sagittarius" y "Scenes" se jactan de ser Stoner Blues de manual con unos grooves increíbles, "Fuente de Fuego" te hará esbozar una sonrisa en la boca... y tener un deseo de disfrutarla con una cerveza bien fría en mano. Para el final se dejan el tema más largo y elaborado, tirando de psicodelia, pero también de tintes progresivos y de calma tensa hasta la mitad de los diez minutos de composición en donde el tema se vuelve más musculoso y la voz más desgarrada y realmente cercana al mismísimo Layne Staley. Una banda a descubrir, un disco para devorar...
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