NOTA: 85%
Lo he dicho por activa y por pasiva, estoy reconciliado y en paz con Rob Zombie desde la década pasada. No soporté que por su ego desmesurado disolviese a una de mis bandas favoritas, White Zombie, tampoco que hiciese su ombligo más grande si cabe combinando su particular y excesiva faceta como director de cine (que bien), pero que considero que le restó frescura en sus discos de principios de siglo que debería haber espaciado más. Venomous Rat Regeneration Vendor (2013) fue el primer disco en el que sentí que las cosas volvían a su sitio, que el Zombie vacilón y cachondo estaba de vuelta con esa fórmula tan suya en donde Metal Industrial, Groove Metal, Electrónica y todo tipo de monstruos y criaturas inquietantes generaban de nuevo ese brebaje tan único, personal e intransferible que sólo Rob sabe facturar. Cinco años después de The Electric Warlock Acid Witch Satanic Orgy Celebration Dispenser (2016), con una mejor gestión entre su carrera en el cine y en la música, la maquinaria vuelve a estar preparada con The Lunar Injection Kool Aid Eclipse Conspiracy (2021) así que no te queda otra que abrir la trampilla que lleva hacia el Averno porque los demonios están a punto de poblar el mundo de nuevo...
Sí, todos nos hemos sentido en algún momento como 'Reyes Freak'!!!...
Creo notar que la pandemia le ha venido bien al músico de Massachussets, el confinamiento le ha hecho juguetear más que nunca en el estudio porque The Lunar Injection... cuenta con ni más ni menos que... ¡¡¡17 cortes!!!, eso sí, no nos llevemos a engaño, pues siete de ellos actúan de intro's o breves composiciones instrumentales. En cualquier caso, todo encaja, todo sigue en su sitio en el imaginario/bestiario de Zombie, los nombres extra-largos, los guitarrazos groove metal industrial de su fiel escudero John 5, los aporreos importantes del siempre vejado Ginger Fish (época Manson) y esas experimentaciones electrónicas siempre tan bien combinadas con loops y samplers inquietantes. Tras la acostumbrada 'intro' inicial, "The Triumph of King Freak (A Crypt of Preservation and Superstition)" abre con brío y rotundidad esa trampilla demoníaca con un riffaco de 5 y esos graves fraseos marca de la casa de nuestro protagonista. Sorprenden esos fragmentos funkys con scratches. "The Ballad Of Sleazy Rider" continúa la senda metalera con otro trallazo teniendo unos punteos muy molones de John y con Rob alentando a las masas entre guitarrazo y guitarrazo. "Shadow of The Cemetery Man" se va más por el palo Industrial, más samplers, más espacio para acometidas electrónicas a go go. Con "18th Century Cannibals, Excitable Morlocks And a One-Way Ticket on the Ghost Train" (arrf!, arrff!!), nos encontramos delante del tema más rompedor y novedoso en el cancionero de Rob, un simpático corte Hillbilly con impresivisibles ramalazos metaleros y harmónicas del inframundo. El segundo single, "The Eternal Struggles of the Howling Man", es un trallazo para quitar el hipo más agudo, un puto trallazo que te agarrará de las gónadas y no te soltará hasta que las marciales maniobras de 5, Fish y Piggy D. hallen descanso con otro fragmento funky cachondo. De los interludios, mola mucho el acústico "The Much Talked of Metamorphosis", muy deudora de la legendaria "The Ectasy Of Gold" de Morricone. "The Satanic Rites of Blacula" es el perfecto homenaje al Drácula negro, otro corte groove metal exterminador con un curioso e imaginativo riff entrecortado. Pasada de tema. De los temas que son canciones que quedan me quedo con los industriales "Shake Your Ass-Smoke Your Grass" y el doom blues industrial de "Boom-Boom-Boom" con una atmósfera fétida muy chula. "Crow Killer Blues" cierra el album siendo el corte más extenso con 5 minutos de texturas claustrofóbicas, cojonudos punteos de 5 y una sección rítmica que muestra su músculo en medio tiempo entre los amenazantes alaridos de Rob. En conclusión, otro disco que disfrutarás a saco si te mola este 'workaholic' del Horror y es que, ahora sí, Rob está haciendo las cosas bien espaciando sus lanzamientos para dar lo mejor de su sonido y no saturar al personal.
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