NOTA: 90%
Creo que esta vuelta a las 'Oleadas Stoner' no puede ser más redonda y variada, comenzando por el Stoner groovy de los islandeses Volcanova para pasar al corazón del movimiento en las inmediaciones de Palm Desert con el Desert Rock psicodelia del proyecto de Dandy Brown, The Fizz Fuzz, para volver a saltar el charco del Pacífico e instalarnos en la tierra de los canguros y en concreto en su capital Camberra para traeros una bestialidad apisonante de la mano de los Occult Stoner Doom, WITCHSKULL!!!. Vete ajustando los machos y preparando tus tímpanos porque se vienen curvas y se 'barruntan' movimientos sísmicos desde el mismísimo Averno...
Los australianos desde luego que no provocan 'silencio' allá donde realizan su culto...
Una salvajada apabullante la tercera losa granítica de los Witchskull titulada A Driftwood Cross (2020) y que ya les está posicionando entre lo mejorcito del año entre la música más extrema y de continente y contenido fétido y cargado de odio. Auspiciados bajo el sello inglés Rise Above Records con pesos ultra-pesados y peligrosos como Electric Wizard o Blood Ceremony, los de Camberra campan ya a sus anchas habiéndose labrado una reputación a prueba de Ouijas con sus dos primeras y severas demostraciones de poder, Vast Electric Dark (2016) y Coven's Will (2018). La banda, en su tercera posesión infernal, se muestra más segura de sí misma que nunca, con poderosa seguridad y creencia en la religión del RIFF más belicoso y galopante, el disco es un auténtico festín Sabbathico en donde Marcus de Pascuale se erige como adalid del mal con esa voz tremolosa y, por momentos, asilvestrada y fuera de control, sobre todo en los temas más NWOBHM caso de "Dresden" o el sangrante odio vomitado en "Nero Order". Los demás temas transitan el Stoner Doom con momentos progresivos y tremebundas progresiones armadas hasta los dientes que podrían recordarte a los High On Fire con guitarrazos acorazados. Creo que no necesitas más detalles, si crees que te encuentras protegido... pues es momento de sufrir el dulce castigo...
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