NOTA: 85%
Octavo disco ya de Backyard Babies. Parece que le han vuelto a coger el gustillo a componer discos tras su comeback de 2015, Four By Four, que personalmente para quien suscribe no acabó de convencerme del todo. Su acercamiento demasiado descarado al punk pop yankee y ciertos experimentos sónicos que nunca me entraron me hicieron llegar a la subjetiva conclusión por mi parte de que Nicke Borg y Dregen competían el uno con el otro por dejar el poso de sus discos en solitario. En cualquier caso, para nada es un mal disco a pesar de estas irregularidades que os comento. Salta y seguimos...
El visionado de este clip hace poco más de medio año me hizo albergar ciertas esperanzas de que la suciedad escandinava volviese a hacer acto de presencia. No, no es un tema que beba precisamente de Total 13, aquel momento jamás volverá a recrearse y no soy un tipo cerril y encerrado tan sólo en aquel disco del '98, pero me pareció un tema cachondo y muy vacilón, con una cadencia glam 'a la Slade' muy chula y con la banda pasándoselo en grande repitiendo una y otra vez nuestra palabra favorita, 'Rock & Roll'.
Y esta es precisamente a la conclusión a la que llego, Sliver & Gold (2019) es un disco que se disfruta desde la primera escucha, una colección de canciones sencilla y directa, con todos los colores de la paleta que los Babies gestaron a partir de Making Enemies Is Good (2001) y que acabaron de desarrollar del todo con Stockholm Syndrome (2003). El comienzo del tracklist es lo más sucio y punkarra de toda la colección con el machacón "Good Morning Midnight" y "Simple Being Sold", más yankee pero más sueco a la vez. La dupla "Shovin' Rocks"/"Ragged Flag" muestra la faceta más glam y desenfadada de la banda, la más powerpopera y festiva antes de pasar a esas composiciones de corte más Borg, más 'loosers' e introspectivas como "Yes To All No" o el más cañero pero igualmente dirigido a perdedores, borrachuzos y drogatas como "44 Undead". Quizás el corte más Backyard Babies clásico, junto con el más luminoso y punkoide "Bad Seeds", de todo el álbum. También tenemos ese punk comercial y asequible para nuevos 'teenagers' caso "Sliver & Gold" o el más moja-bragas "A Day Late In My Dollar Shorts" que no me molestan en absoluto como sí hacían este tipo de temas en su anterior LP. Para acabar, volvemos a la emotividad 'looser' de "Laugh Now Cry Later" con arreglos al piano y acordeón que se me hace un poco peñazo con esos seis minutos que podían haberse recortado a cuatro perfectamente. En conclusión, un trabajo que va a agradar (o debería hacerlo) tanto a sus 'die hard fans' de toda la vida como a la gente que los conoció en Four By Four, sonando más suecos y menos americanos, sin esa necesidad de 'pugnar' por el liderazgo de la banda. Un disco más Backyard Babies que su antecesor...
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