NOTA: 100%
Continúo empecinado en seguir sacando material 'desértico' por aquí que tenía macerando estos meses de atrás. Sin ser 2024 un año especialmente significativo en cuanto a discos que marcarán una época, la cantidad de material recomendable se me escapa de las manos, pero bueno, aún tengo unos cuantos ases en la manga que sé que os van a sorprender en tanto en cuanto a esta sección de 'Oleadas Stoner'.
Hoy es el día y la hora para volver a traeros a una banda que gusta de travesías abrasivas por el desierto de día, pero que por la noche coge su particular Nostromo para surcar el espacio sideral y vérselas con amenazantes meteoritos, caprichosas supernovas e inexplorados planetas. Hoy vuelven PSYCHLONA a esta casa con motivo de la exhuberante nueva muestra de poder con su cuarto disco, Warped Vision (2024)... ¿Te has puesto el equipo y ajustado tu casco?...
Despega... 'VAMOS!'...
No es ninguna exageración lo que me pasa con los de ingleses de Bradford, siempre los he visto muy cercanos al imaginario sonoro de los recientemente reseñados por aquí, GREENLEAF. Esa dualidad perfecta entre la enormidad desértica de sus riffs, sus exquisitos pasajes siderales y el excelente trabajo de melodías y estribillos son puntos que veo que tienen clarísimamente en común con los de Tommi Holappa.
Se me pasó reseñar su anterior Palo Verde (2022), pero la evolución desde que los conocí con su segundo álbum, Venus Skytrip (2020), me parece absolutamente demoledora, no es que hayan cambiado sus parámetros estilísticos, para nada, ellos siguen construyendo ese muro de sonido tan particular e intransferible que les caracteriza, con ese peso melódico tan bien construído y gestionado.
Lo que ocurre es que la aplastante seguridad con la que exponen sus ideas es brutal, con tormentas desérticas perfectas como los iniciales "Jasmine", "Let's Go" o el obsesivo "Cut Loose", contrastando con texturas y ritmos más psychedelic como "Smoke", "Split" o "Magic Carpet", quizás este último el más entroncado con el 'Fluído Rosa' de todo el conjunto hasta que en su tramo final se dejan llevar por los mismísimos Hawkwind.
En definitiva, un disco para gozar, para dejarse llevar, para alejarse de la jodida realidad y navegar por las dunas antes de alzar el vuelo a Saturno...
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