
NOTA: 100%
¿Cómo no iban a tener un soberano sobresaliente los 'Varones del Rock'N'Roll Sueco'?. El décimo disco del powertrio formado por The King (vocals, guitar), The Vicar (drums) y The Burgher (bass, vocals) se salda como uno de los más importantes de su carrera en un momento realmente significativo y delicado de la misma.
Muchos han sido los frentes abiertos, empezando por el tratamiento recibido por The Sign Records, el sello que los ha arropado muchos años y la dramática quiebra del mismo. Pero también han estado presentes situaciones personales no deseadas y el desgaste que supone como banda el llevar más de veinte años en la carretera. Salta y te cuento mis sensaciones...
Puede ser irónico, pero han estado a punto de convertirse en 'Un Bonito Cadaver'...
Brain Drain Diaries (2025) ha sido su disco-terapia, su huida hacia atrás para poder permitirse continuar hacia adelante y volver a visualizar un futuro como banda. Obviamente, por todo lo comentado, es claramente su disco más personal e íntimo.
Los parámetros sónicos de la banda siguen ahí, esos estribillos jodidamente redondos y pegadizos, esos punteos tan marcados y en formato twin guitar 'a la Phil Lynnot' y, cómo no, unos riffs poderosos que apestan tanto a KISS, como Thin Lizzy o, en menor medida, a los Hellacopters o Cheap Trick. Eso sí, el contenido emocional tiene mucho peso y entre líneas, o más que nunca en primer plano, la banda le canta a la sensación de sentirse exhaustos, a la duda y la capacidad de determinación que vienen inherentes a las crisis generadas por el Arte, los tiempos que corren y la vida en general.
Con esta carga emotiva y empoderados de su coraza sónica, suenan ya a clásicos cortes como el inicial "Looks!, It's Rock'N'Roll", muy 'Copter', por cierto; el enésimo homenaje a Lynnot en "A Beautiful Corpse"; la delicia Glam Rock'N'Roll de "Time Has A Way" o el enorme ejercicio de New Wave of British Heavy Metal que se me antoja que es el vibrante "Biding My Time".
En conclusión, el décimo disco de los suecos es una suerte de supervivencia, de determinación y defensa de su proyecto artístico y de su sonido. ¡A por otros diez más The King, The Vicar & The Burgher!
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